Formada en la Universidad Católica, la autora despliega una serie de objetos cotidianos de extremada delicadeza; visillos, tazas y platos de porcelana, jarrones y teteras inglesas, alemanas o austríacas, un imaginario doméstico, femenino y de cierta manera inútil, que no hace más que potenciar la delicadeza de quien hará uso de ellos.
Y para extremar la fragilidad de estas piezas, Rinsche las ejecuta mediante una técnica también asociada al universo femenino. Construidas en papel de algodón, lo que usualmente es pintura o impresión, es reemplazado por bordados milimétricos, que reproducen a la perfección el diseño original. En tanto los visillos provienen de una tela que luego fue deshilada, dejando solo el registro de la figura floral que la artista persigue.