Un fuerte impacto ha causado esta exposición que devela la vida cotidiana del misterioso país asiático. El proyecto se inició en 2016 y se concretó luego de cinco viajes. En todos, el fotógrafo francés estuvo siempre acompañado por personeros de gobierno y, aunque el mandato era trabajar con plena libertad, fue guiado en cuanto a quiénes y qué fotografiar. Aun así, Gladieu cumplió su objetivo y logra un sorprendente retrato de la sociedad norcoreana.
Cada una de las imágenes parece un verdadero montaje teatral, con actitudes hieráticas y una escenografía muy bien armada. Sin embargo, el autor declara que todo es real, que así se vive la vida en un país lleno de restricciones, donde no existe el concepto de retrato ni de identidad. Donde todo es colectivo y comunitario, es decir, el ser humano al servicio de una causa.