El autor de esta poética serie de fotografías en blanco y negro es belga. Está casado con una chilena y juntos tienen tres hijas. En 2014, luego de mucho tiempo de preparación, emprendieron un viaje por Chile para que las niñas belga-chilenas conocieran y sintieran la tierra de sus ancestros. Como él mismo señala, esa larga franja ubicada entre mar y cordillera, dividida entre desiertos y glaciares, que sólo conocían a través de las historias de su madre y abuelos.
Entonces, a diferencia de otros viajes, éste tuvo un sentido mucho más profundo, revelador e iniciático, porque la exploración no sólo se limitaba a la vastedad y diversidad del paisaje, sino que intentaba capturar, adentrarse en el alma de un pueblo.
Arriba de una combi recorrieron el territorio y efectivamente las niñas comprendieron de qué se trata este país. Las fotografías dan cuenta de ello y nos revelan un paisaje físico y humano que hasta nosotros –los chilenos- nos parece nuevo. Es que la mirada de los extranjeros tienen esa cualidad, la de detenerse en lo que de tan visto ya no vemos.
Proyecto patrocinado por Ley de Donaciones Culturales
Hasta el 28 de agosto
Salas de Exposición. Centro Cultural Las Condes
Entrada liberada, con Pase de Movilidad habilitado