Paradigma del pintor bohemio, Pedro Luna integró la Generación del 13, aquella que Pablo Neruda describió como heroica capitanía de pintores y que, bajo la tutela del español Fernando Álvarez de Sotomayor, introduce el germen identitario en nuestra corta historia plástica.
Luna fue posiblemente el más vehemente de todos ellos y ejecutó una obra caracterizada por el uso de gruesos soportes y la redundancia de materia pictórica. Los temas que trabajó también fueron atípicos porque incluyó celebraciones populares, como fiestas folclóricas, ceremonias de comunidades mapuche y encuentros en cantinas y prostíbulos. Todo ello la valió ser considerado como un pintor valiente, de pasión y temperamento desbordante.
A él está dedicada la última investigación epistolar de Wenceslao Díaz, cuya presentación justifica esta exposición que exhibe, por primera vez, un conjunto inédito de bocetos y apuntes, muchos preparativos para sus pinturas. Las piezas en exposición pertenecen a la Colección de Pintura Chilena de Las Condes y a colecciones privadas que tienen su origen en la amistad directa con el polémico autor.