El autor es una de las figuras más destacadas de la escena de los 80. Junto a Bororo, Samy Benmayor y Pancha Núñez, entre otros, recuperaron el lenguaje pictórico e instalaron un imaginario que definiría la visualidad de la década. Desde entonces ya han pasado 40 años y cada uno ha evolucionado en su propio proyecto. Hoy son artistas maduros, asentados, ampliamente reconocidos. Sin embargo, la búsqueda y experimentación no cesa.
Conocido por su relación con el paisaje, durante los últimos años Pinto d´Aguiar (1956) realiza un verdadero viaje introspectivo que lo lleva a la geometrización y abstracción de sus imágenes, manteniendo intacta la poética que lo caracteriza. De este modo, asoma una nueva simbología con bases en su propia historia, que persiste en la paleta cromática y en la técnica depurada con que ha trabajado durante todos estos años.
Por primera vez, la obra de Pinto d´Aguiar es revisada por otro artista. Cristián “Mono” Silva toma esta última etapa y construye un relato que da cuenta de su desarrollo. Al respecto señala: “Tal como sucede con la obra de Giorgio Morandi (cuyas agrupaciones de objetos cotidianos a veces parecen adquirir características antropomorfas, incluso emocionales), del mismo modo en el trabajo más reciente de Pinto d’Aguiar las formas geométricas tienden a transformarse de pronto en figuras con extremidades y cabezas, cuerpos rígidos o blandos, opacos o transparentes, que a veces están separados y otras veces rozándose o sobreponiéndose, recostados, sentados, o en ocasiones -como él mismo señala- “patas pa´arriba”, dotados de actitudes y temperamentos sugeridos ya sea por su disposición compositiva o por sus relaciones cromáticas”.
Proyecto patrocinado por Ley de Donaciones Culturales
8 de octubre al 21 de noviembre
Salas de Exposición. Centro Cultural Las Condes
Entrada liberada, con Pase de Movilidad habilitado