Las artes visuales contemporáneas se valen de múltiples lenguajes y materiales para instalarse en el medio. Incluso, en el caso de la pintura, corren los límites de la bidimensionalidad para incorporar nuevos planos y volúmenes. Es lo que ocurre con la obra de esta artista formada como diseñadora en la Universidad Católica. Sus trabajos utilizan superficies transparentes como soporte, de modo que la materia actúa también como un proyector de sombra, lo que incorpora nuevas formas y elementos a la composición. De esta manera, Krause trabaja en más de una dimensión y, mediante el uso de luz, altera el espacio y la mancha pictórica.
Su imaginario es amplio, por eso su corpus de obra es diverso y heterogéneo, tanto en lo formal como en lo conceptual. Y, si bien es cierto que en ciertas obras se asoman figuras reconocibles, su destreza está en la abstracción, en la capacidad de crear de la nada y transmitir emociones y sensaciones.