En un hermoso jardín rebosante de flores, reside el Gigante Egoísta, quien prohíbe a los niños jugar en sus aposentos. Un día, decide levantar un enorme muro para mantenerlos fuera de la diversión. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a un niño pequeño que representa la inocencia y la bondad.
Este montaje combina música, lenguaje de señas y diálogo oral para llegar a un público diverso. Su objetivo es destacar la importancia de la empatía y la generosidad, reuniendo a la audiencia en torno a estas virtudes fundamentales.
A través de la historia del Gigante Egoísta, la obra nos invita a reflexionar sobre la relevancia de la amabilidad y la generosidad, mientras nos alerta sobre cómo el egoísmo puede privarnos de la felicidad y la belleza que la vida tiene para ofrecer.