La fotografía, como en el caso de los fotorreporteros, registra hechos y, en el caso de la street photography, captura situaciones excepcionales que a simple vista parecen desapercibidas al ojo inexperto. Ambas han definido el catálogo fotográfico de nuestras vidas. Sin embargo, también existe la fotografía de autor, aquella que por mucho que retrate algo concreto, revela el alma de quien la toma. Éste es justamente el caso de este fotógrafo formado en los talleres de Luis Poirot y Fernanda Larraín. Lo que vemos es poesía pura, naturaleza tamizada por la luz. Destellos en blanco y negro que apuntan directamente al corazón de los espectadores.
Hay mucho de melancolía en esta serie. Una mirada introspectiva, íntima y reflexiva, que aparece como un silencio en medio de tanto ruido.